domingo, 14 de diciembre de 2008

NIÑO LIBRE

El niño es recibido generalmente con sonrisas y felicidad, es consentido, y tiene un inicio de su vida en un lecho cariñoso bajo el regazo de su madre. En una sociedad moral con principios basados en los usos y costumbres del siglo en el que vivimos ocurre de esta manera en todos los hogares. (Aún en los de pobreza extrema, el amor al nuevo ser parece un patrón común, algo instintivo. Claro, siempre existen las excepciones) Conforme su crecimiento, en lo que cabe, el niño vive bajo sus caprichos, los cuales siempre suelen ser tonterías sencillas para alcanzar una fácil felicidad: Dulces, juguetes…
El nuevo ser, El Niño, sea futuro insómico o sea futuro dormido, nace lleno de energía, pareciera que fuese una caja cristalina de buenas posibilidades.
Un claro ejemplo resulta su manera de llorar, su manera de gritar, su necesidad de correr, de jugar, LIBRE, sin necesidad alguna real, solo satisfacer esas explosiones infantiles nunca fingidas.
El niño nace libre y ávido, es sorprendible y capaz de un ilimitado tamaño de creatividad, y sorprendente ansía de soñar. Al niño no se le priva de la felicidad mental, de la generación de claros absurdos, el niño es un absoluto de posibilidades. Quizás la única contrariedad de este don fuese la falta de experiencia y conocimientos materiales para que sus habilidades fuesen útiles y propositivas para la sociedad.


TODOS NACEMOS NIÑOS
TODOS LOS NIÑOS SON INFINITOS
TODOS NACEMOS INFINITOS

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